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sábado, 26 de junio de 2010

Enrique VIII, sexta parte

Muerte y sucesión
En sus últimos años, Enrique engordó notablemente, con una medida de cintura de 137 centímetros, y antes de morir posiblemente se enfermo de gota. La conocida hipótesis sobre que sufría de sífilis fue difundida por primera vez unos cien años después de su muerte. Argumentos más recientes sobre esta posibilidad provienen de un mayor conocimiento de la enfermedad, que permiten suponer que Eduardo VI, María I de Inglaterra, e Isabel I mostraron todos síntomas característicos de sífilis congénita. La obesidad de Enrique data de un accidente de justa en 1536, donde sufrió una herida en el muslo que no sólo le impidió realizar actividad física, sino que gradualmente derivó en una úlcera que indirectamente pudo haberlo llevado a la muerte.
Enrique VIII falleció el 28 de enero de 1547 en el palacio de Whitehall. Murió el día en que su padre hubiera cumplido 90 años. Fue sepultado en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, al lado de su tercera esposa, Jane Seymour. Casi cien años después Carlos I de Inglaterra sería sepultado en el mismo lugar. En el transcurso de la década posterior a su muerte, sus tres hijos se sentaron sucesivamente en el trono de Inglaterra.
En virtud de la Ley de Sucesión de 1544, la corona fue heredada por el único hijo varón, Eduardo, que se convirtió en Eduardo VI, como primer monarca protestante de Inglaterra. Con sólo nueve años de edad, no podía ejercer por sí el poder, que recayó en un consejo de regencia formado por dieciséis miembros elegidos según el testamento de Enrique VIII. El consejo eligió a Edward Seymour, Duque de Somerset y hermano mayor de Jane, como lord protector del reino. En la eventualidad de que Eduardo no tuviera hijos, sería sucedido por la hija de Catalina de Aragón y Enrique VIII, María. Si ésta a su vez no tenía descendencia, la corona real la heredaría la hija de Ana Bolena, Isabel. Finalmente, si Isabel moría sin descendencia, sería sucedida por los descendientes de María Estuardo, prima del rey Enrique VIII.

Enrique VIII, quinta parte

Últimos años
El único hijo superviviente de Enrique, el príncipe Eduardo, Duque de Cornwall, no era un niño sano. Por tal motivo, Enrique decidió casarse una vez más para asegurarse un heredero varón. Thomas Cromwell sugirió a Ana de Cleves, hermana del protestante Duque de Cleves, que sería un importante aliado en el caso de que Roma atacara a Inglaterra.
Hans Holbein el Joven fue enviado a Cleves para pintar un retrato de Ana para el Rey. Después de observar el favorecedor retrato, y urgido por las cumplidas descripciones de Ana dadas por sus cortesanos, Enrique decidió desposarse con ella. Al arribo de Ana a Inglaterra, se dice que Enrique no la encontró nada atractiva, llamándola en privado "La yegua de Flandes". Había sido retratada sin ningún signo de su cara picada de viruela. No obstante ello, Enrique la desposó el 6 de enero de 1540. Poco después, sin embargo, Enrique deseó terminar el matrimonio, no sólo por sus sentimientos personales, sino por consideraciones políticas. El Duque de Cleves se hallaba envuelto en una disputa con el Emperador del Sacro Romano Imperio, con quien Enrique no quería tener disputas. La reina Ana fue lo suficientemente inteligente para no impedir la búsqueda por parte de Enrique de una anulación. Testificó que el casamiento nunca había sido consumado, diciendo que Enrique había ingresado cada noche en su habitación para meramente besar a su nueva esposa en la frente antes de dormir. El casamiento fue consecuentemente anulado con la base de que Ana había realizado previamente contratos nupciales con otros nobles europeos.
Ana recibió el título de "Hermana del rey", y se le otorgó el castillo de Haver, la ex residencia de la familia de Ana Bolena. Cromwell, mientras tanto, en razón de haber impulsado el fallido matrimonio, perdió el favor real, cayó en desgracia y fue decapitado. El oficio de Vicegerente espiritual, creado para él, no fue cubierto, y permanece vacante hasta hoy.
El 28 de julio de 1540, el mismo día en que Cromwell fue ejecutado, Enrique se casó con la joven Catalina Howard, prima de Ana Bolena. Poco después del casamiento, sin embargo, la reina Catalina tuvo un romance con el cortesano Thomas Culpeper. También había empleado a Francis Derham como secretario, con quien había estado informalmente relacionada antes del casamiento real. Thomas Cranmer, enemigo de la poderosa (y católica) familia Howard, obtuvo evidencias de las actividades de la reina, e informó a Enrique de ello. Aunque en principio el rey no creyó tales denuncias, autorizó a Cranmer a efectuar una investigación, de la que resultó la confirmación de las acusaciones. Al ser interrogada, Catalina podría haber admitido un compromiso previo con Derham, lo que por sí mismo podía convertir en inválido al subsecuente matrimonio con Enrique pero, en lugar de esto, sostuvo que Derham la había obligado a establecer una relación adúltera. Derham, a su vez, expuso la relación entre la Reina y Thomas Culpeper.En diciembre de 1541, Culpeper y Derham fueron ejecutados. Catalina no fue condenada en juicio, sino por un decreto de deshonra aprobado por el Parlamento.
El casamiento de Catalina fue anulado poco antes de su ejecución. Igual que en el caso de Ana Bolena, Catalina no podría ser culpada técnicamente de adulterio, ya que el matrimonio resultó oficialmente nulo desde el origen. Nuevamente esta cuestión fue ignorada, y Catalina fue ejecutada el 13 de febrero de 1542, cuando tenía sólo 18 años.
Enrique se casó en 1543 con su última esposa, la rica viuda Catalina Parr. La nueva reina discutió con Enrique sobre religión, ya que era calvinista mientras que el rey permanecía como anglicano. Esta conducta podría haberle resultado peligrosa, si no hubiera sido por sus muestras de sumisión. Ayudó a reconciliar a Enrique con sus dos primeras hijas, Lady Mary y Lady Isabel. En 1544, un decreto parlamentario puso a ambas en la línea de sucesión detrás del príncipe Eduardo, Duque de Cornualles, a pesar de que todavía eran consideradas ilegítimas. El mismo decreto permitía a Enrique determinar la siguiente sucesión al trono a su arbitrio.

viernes, 25 de junio de 2010

Enrique VIII, cuarta parte

Nacimiento de un Príncipe
Pocos días después de la ejecución de Ana, en 1536, Enrique VIII se desposó con Jane Seymour. El Acta de Sucesión de 1536 declaró a los hijos de la reina Jane dentro de la línea de sucesoria, excluyendo a Lady María y a Lady Isabel. El rey fue habilitado para determinar por sí en lo sucesivo la línea sucesoria. Jane dio a luz a un hijo, el príncipe Eduardo en 1537, para luego morir dos semanas después. Luego de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con Enrique por algún tiempo. El Rey la consideró siempre su "verdadera" esposa, al ser la única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente soñaba.
Leyes trascendentales
Para la época de su casamiento con Jane Seymour, Enrique concedió su aprobación a la Constitución de Gales (1535–1542), que la anexó legalmente con Inglaterra, haciendo de ambas un sólo país. La ley decretó el uso exclusivo del inglés para los procedimientos oficiales en Gales, contrariando a los numerosos hablantes del idioma galés.Enrique continuó la persecución de sus oponentes religiosos. En 1536 se desató en el norte de Inglaterra una revuelta conocida como la "Peregrinación de Gracia". Para aplastar a los católicos romanos rebeldes, Enrique concedió poderes al Parlamento, y decretó un perdón general a todos los involucrados. No cumplió ninguna de sus promesas, y una segunda revuelta se inició en 1537. Los líderes de la rebelión fueron acusados de traición y ejecutados. En 1538 Enrique ordenó la destrucción de los santuarios de todos los santos de la Iglesia Católica romana, y para 1538, todos los monasterios existentes habían sido disueltos, y sus propiedades transferidas a la corona. Como recompensa por su eficiencia, Thomas Cromwell fue nombrado Conde de Essex. Abades y priores perdieron sus escaños en la cámara de los lores, y sólo los arzobispos y obispos formaron la representación eclesiástica del cuerpo.


Enrique VIII, tercera parte

Agitación religiosa
El Papa respondió a estos acontecimientos excomulgando a Enrique VIII en julio de 1533. Siguió una considerable agitación religiosa. Urgido por Thomas Cromwell, el parlamento aprobó varias leyes que sellaron la brecha con Roma en la primavera de 1534. La Ley de restricción de apelaciones prohibió las apelaciones de las cortes eclesiásticas al Papa. También previno que la Iglesia decretara cualquier tipo de regulación sin previo consentimiento del Rey. La Ley de designaciones eclesiásticas de 1534, decretó que los clérigos elegidos para obispos debían ser nominados por el soberano. La Ley de Supremacía del mismo año, declaró que "el Rey es la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra". La Ley de traiciones, también de 1534, convirtió en alta traición, castigada con la muerte, desconocer la autoridad del Rey, entre otros casos. Al Papa se le negaron todas las fuentes de ingresos monetarios como el Denario de San Pedro.Rechazando las decisiones del Papa, el parlamento validó el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena con la Ley de Sucesión de 1534. La hija de Catalina, lady María, fue declarada ilegítima, y los descendientes de Ana pasaron a estar en la línea de sucesión real. Todos los adultos fueron obligados a reconocer las previsiones de esta Acta; quienes la rechazaban eran condenados a prisión de por vida. La publicación de cualquier escrito alegando que el matrimonio de Enrique con Ana era inválido, resultaba en un cargo de alta traición, que podía ser castigado con pena de muerte.La oposición a las políticas religiosas de Enrique fue rápidamente suprimida. Varios monjes disidentes fueron torturados y ejecutados. Cromwell, por quien fue creado el puesto de vicegerente espiritual fue autorizado a visitar monasterios, supuestamente para asegurarse que seguían las instrucciones reales, pero en la práctica para hacerse de sus riquezas. En 1536, una ley del Parlamento permitió a Enrique confiscar las posesiones de los monasterios deficitarios (aquellos con ingresos anuales de 200 libras o menos).En 1536, la reina Ana comenzó a perder el favor de Enrique. Después del nacimiento de la princesa Isabel, Ana tuvo dos embarazos que terminaron en aborto o muerte del niño. Mientras tanto, Enrique empezaba a prestar atención a otra doncella de su corte, Jane Seymour. Quizá animado por Thomas Cromwell, Enrique hizo arrestar a Ana, bajo cargos de usar brujería para convertirlo en su esposo, de tener relaciones adúlteras con cinco hombres, de incesto con su hermano George Boleyn, vizconde de Rochford, de injuriar al Rey y conspirar para asesinarlo, con el agravante de traición. Los cargos eran enteramente fabricados. En mayo de 1536, se condenó a Ana y a su hermano a muerte por la hoguera o por decapitación, lo que el rey eligiera. Los otros cuatro hombres sobre los que se alegó tener relaciones con Ana, fueron condenados a ser colgados, ahogados y descuartizados.Lord Rochford fue decapitado al término del juicio de forma inmediata; a los otros cuatro implicados les fueron conmutadas sus diversas sentencias de muerte por la de decapitación. Ana también fue decapitada al poco tiempo.

jueves, 24 de junio de 2010

Enrique VIII rey de inglaterra, segunda parte

La cuestión real
La coronación de Enrique VIII fue la primera pacífica que había tenido Inglaterra en muchos años; sin embargo, todavía tenía que ponerse a prueba la legitimidad de la dinastía Tudor.
El pueblo inglés parecía inconforme con las reglas de sucesión femenina, y Enrique sintió que sólo un heredero varón podría asegurar el trono.
Aunque la reina Catalina quedó embarazada al menos siete veces (por última vez en 1518), sólo uno de los vástagos, la princesa María, sobrevivió a la infancia. Enrique había frecuentado concubinas, incluyendo a María Bolena y a Isabel Blount, con quien había tenido un hijo ilegítimo, Henry Fitzroy, primer duque de Richmond y Somerset. En 1526, cuando estuvo claro que la reina Catalina no podría tener más niños, Enrique comenzó a perseguir a la hermana de María Bolena, Ana. Aunque no cabe duda de la motivación principal de Enrique para divorciarse de Catalina, su deseo de tener un heredero varón.El largo
intento del Rey para terminar su matrimonio con la reina Catalina, fue apodada "La cuestión real". Obviamente, la reina Catalina había testificado que su matrimonio con Arturo, Príncipe de Gales, no había sido consumado y, en consecuencia, no había impedimento para el subsecuente casamiento con Enrique. La investigación no pudo ir más allá, y se desestimó. Sin informar al cardenal Wolsey, Enrique apeló directamente a la Santa Sede. Envió a su secretario William Knight a Roma para argüir que la Bula de Julio II había sido obtenida mediante engaños, y era en consecuencia nula. Además, pedía al papa Clemente VII que le otorgase una dispensa para permitirle desposar a cualquier mujer, incluso en el primer grado de afinidad. Esta dispensa era necesaria, ya que Enrique había previamente tenido relaciones con la hermana de Ana Bolena, María.
Knight se encontró con que el Papa Clemente VII era prácticamente prisionero del Emperador Carlos V. Tuvo dificultades hasta para entrevistarse con el Papa y, cuando finalmente lo logró, no consiguió los resultados que buscaba. Clemente VII no estaba de acuerdo en anular el matrimonio, pero otorgó la dispensa, presumiendo que la misma no tendría mucho efecto mientras Enrique hubiera de permanecer casado con Catalina.
Informado de lo obtenido por el representante del rey, el cardenal Wolsey envió a Stephen Gardiner y a Edward Fox a Roma. Quizá temiendo al sobrino de Catalina, (el Emperador Carlos V), el Papa Clemente inicialmente evitó atender sus reclamaciones. Fox fue enviado de regreso con una comisión autorizando el inicio de un proceso, pero las restricciones impuestas la tornaban prácticamente insignificante.
Gardiner procuró formar una comisión ejecutiva que decidiera con antelación los puntos legales a discutir. Clemente VII fue persuadido para aceptar tal propuesta, y permitió al cardenal Thomas Wolsey y al cardenal Lorenzo Campeggio llevar el caso juntos. La comisión actuó en secreto; sus conclusiones no debían ser mostradas a nadie, y debían permanecer siempre en poder de Campeggio. La comisión estableció que la Bula Papal autorizando el casamiento de Enrique con Catalina sería declarada nula si los alegatos en que se basó se demostraban falsos. Por ejemplo, la Bula sería nula si resultaba falso que el matrimonio había sido absolutamente necesario para mantener la alianza anglo-hispana. Enojado con el cardenal Wolsey por la demora, Enrique lo despojó de su poder y riqueza. Lo acusó de "præmunire", pero Wolsey murió al poco tiempo. Con el Cardenal Thomas Wolsey cayeron otros poderosos miembros de la Iglesia en Inglaterra; en las oficinas del Lord Canciller y del Tenedor de sellos fueron nombrados laicos en cargos antes reservados únicamente a clérigos.El poder entonces pasó a Sir Thomas More como nuevo Lord Canciller, a Thomas Cranmer como nuevo arzobispo de Canterbury y a Thomas Cromwell como primer conde de Essex y Secretario de Estado de Inglaterra. El 25 de enero de 1533, Cranmer participó de la boda entre Enrique y Ana Bolena. En mayo, anuncia la anulación del matrimonio con Catalina, y poco después declara válido al matrimonio con Ana. La Princesa María fue rebajada a hija ilegítima, y reemplazada como presunta heredera por la nueva hija de Ana, la Princesa Isabel. Catalina perdió el título de "Reina", y se convirtió en la Princesa viuda de Gales; María dejó de ser "Princesa de Gales", para pasar a ser una simple "Lady". Catalina de Aragón, Reina de Inglaterra, murió de cáncer en 1536. Sir Thomas More aceptó que el Parlamento hiciera reina a Ana, pues del Parlamento emanaban las leyes y no se pronunció sobre que Enrique VIII fuese cabeza de la Iglesia de Inglaterra, llegando a dimitir como Lord Canciller para no tener que pronunciarse. Sabía que la vida le iba en ello. Durante un tiempo Enrique VIII le dejó tranquilo, pero su silencio era tan atronador para toda Inglaterra que al final le quiso hacer hablar. Muchas veces fue interrogado. Fue encerrado en la Torre de Londres y llevado a juicio que incluyó falsos testimonios. La función de acusación fue ejercida por Thomas Cromwell. Hallado culpable de alta traición, debido al falso testimonio, fue condenado a muerte. Una vez dictada la sentencia y al solicitársele por los jueces unas últimas palabras, por fin habló, diciendo que el juicio había sido una patraña y negando que Enrique VIII pudiera ser cabeza de la Iglesia. Fue ejecutado en 1535. Como mártir, la Iglesia católica lo elevó a los altares.

miércoles, 23 de junio de 2010

Enrique VIII rey de inglaterra, primer parte



Enrique VIII (28 de junio de 1491 – 28 de enero de 1547) fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Fue el segundo monarca de la casa Tudor, descendiente de su padre, Enrique VII. Famoso por haberse casado seis veces y por ejercer el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluye su ruptura con la Iglesia Católica Romana, y su establecimiento como cabeza de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia Anglicana), la disolución de los monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales.También promulgó legislaciones importantes, como las varias actas de separación con la Iglesia de Roma, de su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las Union Acts de 1535 y 1542, que unificaron a Inglaterra y Gales como una sola nación, la Buggery Act de 1533, primera legislación contra la sodomía en Inglaterra, la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería.
La protección que dispensó al pintor alemán Hans Holbein se tradujo en una formidable serie de retratos y dibujos en color, que efigian a muchos personajes de la Corte de aquella época. Destaca la efigie del propio Enrique VIII, del Museo Thyssen-Bornemisza.
Fue hijo de Isabel de York y Enrique VII de Inglaterra. Fue un ávido apostador y jugador de dados. En su juventud practicó, deportes como justas, caza y royal tennis, antepasado del actual tenis. Fue también un músico completo, escritor y poeta. También se involucró en la reconstrucción y mejoramiento de varios edificios importantes, como el Palacio Nonsuch, la capilla del King´s College en Cambridge, y la Abadía de Westminster en Londres.
Primeros años
Nacido en Greenwich, en el palacio de Placentia, Enrique VIII fue el tercer hijo de Enrique VII de Inglaterra e Isabel de York. Sólo tres de sus seis hermanos sobrevivieron a la infancia: Arturo, príncipe de Gales, Margarita Tudor y María Tudor, reina consorte de Francia. Su padre, miembro de la Casa de Lancaster, adquirió el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, el Rey Ricardo III, y posteriormente completó sus derechos desposando a Isabel, hija del Rey Eduardo IV de Inglaterra. En 1493, el joven Enrique fue designado condestable del Castillo de Dover y Lord Warden "de las cinco puertas". En 1494 fue nombrado Duque de York, y posteriormente comisario principal de Inglaterra y Lord teniente de Irlanda, mientras aún era un niño. En 1501 asistió a la boda de su hermano mayor Arturo con Catalina de Aragón, pareja que por entonces tenía quince y dieciséis años respectivamente. Los dos fueron enviados un tiempo a Gales, como se acostumbraba con el heredero del trono y su esposa, pero Arturo contrajo una infección y murió. En consecuencia, a los once años de edad, Enrique, Duque de York se encontró con derecho al trono. Poco después fue nombrado príncipe de Gales.
Enrique VII estaba ansioso por mantener la alianza marital entre Inglaterra y España. Así que para lograr el matrimonio entre su hijo, como nuevo Príncipe de Gales y Catalina, viuda de su primogénito, debía primero obtener una dispensa papal. Catalina manifestaba que su primer matrimonio no había sido consumado; de ser así no se requería dispensa alguna, sino una simple disolución de un matrimonio meramente formal. Sin embargo, tanto las cortes españolas como inglesas insistieron en la necesidad de una dispensa papal para eliminar todas las dudas concernientes a la legitimidad del casamiento. Debido a la impaciencia de la madre de Catalina (Isabel de Castilla = Isabel la Católica), el Papa otorgó apresuradamente la dispensa mediante una Bula. De esta manera, catorce meses después de la muerte de su primer marido, Catalina se encontró comprometida con el hermano de aquél, el Príncipe de Gales.
Inicio del reinado
Enrique VIII ascendió al trono en 1509, tras la muerte de su padre. El padre de Catalina, Fernando II de Aragón, organizó el casamiento de ésta con el nuevo rey. Enrique VIII desposó a Catalina de Aragón nueve semanas antes de su coronación en Greenwich, el 11 de junio de 1509, dejando de lado los consejos del Papa Julio II, y de William Warham, arzobispo de Canterbury, en cuanto a la validez de tal unión. Fueron coronados juntos en la Abadía de Westminster el 24 de junio de 1509. El primer embarazo de la reina Catalina terminó en un aborto en 1510. Luego dio a luz a su hijo, Enrique, el 1 de enero de 1511, pero el bebé sólo vivió hasta el 22 de febrero de ese mismo año. Con su coronación, Enrique VIII debió enfrentarse a las problemáticas consecuencias de los impuestos nobiliarios establecidos por Richard Empson y Edmund Dudley, miembros del gabinete de su padre. Hizo detener a ambos en la Torre de Londres, y posteriormente ordenó decapitarlos. Ésta fue una de las muchas maneras en que se diferenció de los principios de Enrique VII. Otra diferencia se hizo notoria por la inclinación bélica de Enrique VIII, mientras que su predecesor había favorecido políticas pacíficas.
Durante los dos años posteriores a la ascensión de Enrique VIII, el obispo de Winchester, Richard Fox, junto a William Warham, controlaron los asuntos de Estado. De 1511 en adelante, sin embargo, el poder real fue ostentado por Thomas Wolsey. En 1511 Enrique se unió a la Liga católica, formada por dirigentes europeos opuestos al rey Luis XII de Francia. La liga incluía figuras como el Papa Julio II, el Emperador del Sacro Romano Imperio Maximiliano I, y los reyes españoles Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, con quien Enrique firmó asimismo el tratado de Westminster. Enrique se unió en persona al ejército; cruzó el Canal de la Manchahacia Francia, donde tomó parte en escaramuzas y batallas. En 1514, Fernando abandonó la alianza, y las otras partes hicieron la paz con Francia. La consecuente irritación con España inició la discusión sobre un divorcio con la reina Catalina. Sin embargo, con la ascensión en 1515 del rey Francisco Ial trono de Francia, Inglaterra y Francia aumentaron su antagonismo, y Enrique se reconcilió con los reyes de España.
En 1516 la reina Catalina dio a luz a una niña, María, renovando las esperanzas de Enrique de lograr un heredero varón, a pesar de los previos embarazos fallidos de su esposa. Fernando II murió en 1516, para ser sucedido por su nieto Carlos, sobrino de la reina Catalina. Para octubre de 1518, Thomas Wolsey había diseñado el Tratado de Londres con el papado, con la idea de conseguir un triunfo para la diplomacia inglesa, ubicando al reino en el centro de una nueva alianza europea con el ostensible objeto de repeler las invasiones moriscas a España, tal como había solicitado el Papa.
En 1519 también murió Maximiliano, y Thomas Wolsey, que a la sazón era Cardenal de la iglesia católica, propuso secretamente a Enrique como candidato para el puesto a pesar de que públicamente parecía apoyar al rey francés, Francisco I. Finalmente, los príncipes electores eligieron a Carlos I de España. La rivalidad subsecuente entre Francia y España, permitió a Enrique actuar como mediador. Así empezó a manejar el equilibrio del poder europeo. Tanto Francisco I como Carlos I intentaron gozar del favor de Enrique VIII, Francisco en forma espectacular y deslumbrante, con el encuentro en el Campo del Paño de oro, y Carlos I con toda solemnidad en los encuentros de Kent. Después de 1521, sin embargo, la influencia inglesa sobre Europa comenzó a menguar. Enrique entró en una alianza con Carlos I a través del tratado de Brujas, y Francisco I de Francia fue derrotado por el ejército imperial de Carlos I en la Batalla de Pavía, en febrero de 1525. La confianza del emperador en Enrique disminuyó al mismo ritmo que el poder inglés sobre el continente. Enrique VIII se mostró reacio en ayudarlo a conquistar la Flor de Lis, a pesar de las garantías de Carlos I. Esto terminó con el Tratado de Westminster, en 1527.

lunes, 14 de junio de 2010

Isabel I de inglaterra, cuarta parte



la guerra con españa



Isabel I de Inglaterra, tras el apoyo español a los rebeldes irlandeses y el ascenso de Felipe II al trono de Portugal, y sobre todo, dada la desesperada situación protestante en Holanda, donde Amberes estaba a punto de caer, y en Francia, donde la Liga Católica y la familia Guisa habían logrado imponer su voluntad a Enrique III, se sentía seriamente amenazada por España. Temiendo la rendición holandesa y la instauración de un títere español en Francia, Isabel se comprometió en 1585 a apoyar a los rebeldes holandeses, y envió al Conde de Leicester con 5.000 hombres y 1.000 caballos. Como garantía de pago por sus gastos, Isabel deseaba los puertos de Brielle y Flesinga. Sin embargo, Isabel rechazó ser coronada como reina de Holanda, ya que eso le hubiera comprometido totalmente en la guerra, y su situación económica no lo permitía. El conde de Leicester no fue capaz de obtener ninguna victoria militar significativa y, de hecho, todas sus intervenciones acabaron en derrota. Esto, unido a que aceptó, contra la expresa voluntad de Isabel, el título de gobernador general de Holanda, provocó que fuera llamado a Inglaterra en 1587.
Asimismo, Isabel apoyó la piratería de Francis Drake contra la marina mercante española, lo que llevó a Felipe II a considerar la posibilidad de una guerra abierta contra Inglaterra, en cuanto hubiera una razón de peso para ello.
Una nueva conspiración católica contra Isabel otorgó a Felipe la excusa que buscaba. En esta conspiración, el rico comerciante londinense Anthony Babington, pretendía asesinar a la reina y coronar a María Estuardo. Descubierta en la primavera de 1586 la conspiración, en la cual había participado la propia María, el Parlamento pidió la ejecución de ésta. Isabel se resistió todo lo que pudo, pero al final, incapaz de soportar la presión, ordenó la ejecución de María, que, en su testamento, cedió a Felipe sus derechos al trono inglés.
Felipe comenzó, por tanto, a preparar el plan de invasión de Inglaterra que se apoyaba en los tercios de Holanda, mientras que Isabel reforzaba la marina de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando efectivamente hasta 1588 a la famosa Armada Invencible. Sin embargo, esta Armada vio frustrado su propósito por la resistencia inglesa, por el bloqueo holandés y por el mal tiempo.

Derrota de la armada invencible, pintura de Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796).
La victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, que ya no había de temer una invasión de los tercios españoles Pero el ambiente en Inglaterra tras la batalla distó mucho de ser una algarabía de fervor patriótico y festejos por el fracaso de la invasión española que la mitología popular pretende. La realidad es que a la batalla siguieron todo tipo de disturbios y enfrentamientos políticos provocados por las penalidades pasadas por los combatientes ingleses, que tardaron meses en cobrar sus sueldos debido a que la guerra llevó al borde de la bancarrota tanto a la corona española como a la inglesa. Aun así, confiada por la victoria, en 1589 la reina ordenó una expedición contra Lisboa, la Contraarmada (superior incluso a la Armada Invencible), con el objetivo de acabar con los restos de la flota española del Atlántico e incitar a Portugal a un levantamiento en contra de Felipe. Sin embargo, esta expedición acabó en desastre, ya que fue incapaz de capturar dicha ciudad, perdió gran cantidad de soldados, marineros y buques, y le provocó una gran crisis económica.Mientras guerreaba contra España, Isabel se tuvo que enfrentar a una nueva rebelión en Irlanda, la Guerra de los Nueve Años irlandesa (1594-1603), donde Red Hugh O'Donnell y Hugh O'Neill se levantaron contra la colonización inglesa. La reina se vio forzada a enviar 17000 soldados al mando de Robert Devereux, conde de Essex en 1599 para frenar el alzamiento, pero éste fracasó. Charles Blount, VIII Baron de Mountjoy le sucedió con éxito, lo que provocó que España, paralizada desde la muerte de Felipe II en 1598, interviniera en 1601 a favor de los rebeldes con 3500 soldados que desembarcaron en Kinsale. Cercados por los ingleses, fueron derrotados junto a sus aliados irlandeses en la batalla de Kinsale que puso fin a la intervención española en Irlanda. Hacia 1603 la rebelión irlandesa estaba controlada.

la muerte de la reina


Isabel cayó enferma el 24 de marzo de 1603, padeciendo debilidad e insomnio. Murió el 24 de marzo en el palacio de Richmond, a los 69 años de edad, siendo enterrada en la abadía de Westminster, al lado de su hermana María I. Sobre sus tumbas se puede leer la siguiente inscripción: “Compañeras en el trono y la tumba, aquí descansan dos hermanas, Isabel y María, en la esperanza de una resurrección”.
Según el testamento de Enrique VIII, los herederos de Isabel tenían que ser los descendientes de María Tudor, duquesa de Suffolk, hermana menor de Enrique. Sin embargo, el único descendiente con capacidad para reclamar la corona era el hijo de su prima María I Estuardo. A las pocas horas de morir Isabel, Jacobo VI de Escocia ascendió al trono como Jacobo I.







sábado, 12 de junio de 2010

Isabel I de inglaterra, tercera parte




La sucesión: María Estuardo


Poco después del ascenso de Isabel al trono se inició un debate sobre quién tenía que ser el esposo de la reina, incluyendo la petición del Parlamento a la reina de que contrajera matrimonio. Sin embargo, contraer matrimonio hubiera significado para Isabel compartir el poder con el rey consorte, algo hacia lo que sentía cierta repulsión, y que puede explicar en parte su negativa constante a hablar siquiera de matrimonio. Sin hijos que le sucedieran, Isabel tenía dos herederas lógicas: María Estuardo, descendiente de la hermana mayor de Enrique VIII, Margarita Tudor y Catherine Grey, hermana de Jane Grey y descendiente de la hermana menor de Enrique VIII, María Tudor. Isabel sentía animadversión tanto hacia María Estuardo, por sus enfrentamientos anteriores y su catolicismo, como hacia Catherine Grey, que se había casado sin el permiso real y cuya hermana había "usurpado" el trono inglés.


El problema de la sucesión se agravó en 1562, año en el que la reina sufrió la varicela. Aunque se recuperó de esta enfermedad, el Parlamento volvió a insistir en la necesidad de que Isabel se casara para obtener descendencia, a lo que Isabel se negó, disolviendo el parlamento hasta 1566, año en el que necesitaba obtener su permiso para recaudar más fondos, permiso que le fue otorgado a condición de que se casara, a lo que Isabel volvió a negarse. En 1568, Catherine Grey murió dejando descendientes que por distintas razones no eran aptos para el trono; así pues,María Estuardo vio aún más reforzada su posición de heredera natural del reino.

Sin embargo, María tenía sus propios problemas en Escocia, donde una rebelión provocada por su boda con el asesino de su segundo marido (con el que había concebido a Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia) forzó que abdicara en su hijo Jacobo y huyera a Inglaterra. Allí fue muy mal recibida, y, debido a lo peligrosa que era para Isabel como heredera del trono, y al descubrimiento de unas cartas supuestamente escritas por ella donde instigaba a los asesinos de su segundo marido a actuar, fue recluida en el Castillo de Sheffield.


apoyo a la causa protestante

En 1568, Isabel se sintió amenazada por la durísima represión del Duque de Alba de las revueltas protestantes en Holanda y por el ataque de Felipe II contra los barcos de Francis Drake y John Hawkins. Mientras que sus consejeros, encabezados por Francis Walsingham, pedían a la reina que apoyara la causa protestante como ya había hecho años antes con el príncipe de Condé, ésta se inclinó por ordenar la captura de la flota de Indias en 1569.
Ese mismo año (1569) se producen la llamada Rebelión del Norte, liderada por nobles católicos de dicha zona del país, que esperaban contar con el apoyo de España contra Isabel, y la primera rebelión de Desmond contra el gobierno inglés en Irlanda, liderada por James Fitzmaurice Fitzgerald; sin embargo, tanto el Duque de Alba como Felipe II eran reacios a intervenir en Inglaterra, dada la situación en Holanda. Privados sus enemigos de apoyo exterior, Isabel pudo hacer frente a las rebeliones, aunque fue excomulgada por una bula papal en 1570, que exacerbó sus problemas con los católicos. Un año después, en 1571, el banquero florentino Ridolfí, planeó asesinar a la reina y colocar a María Estuardo en el trono, con apoyo de España, para restaurar el catolicismo. El plan, sin embargo, fue descubierto por Cecil, y los conspiradores, entre los que se encontraba el duque de Norfolk, primo de Isabel, fueron ejecutados.
El endurecimiento de sus problemas con los católicos no impidió a Isabel inclinarse por una alianza con Francia como contrapeso a España, a pesar de la matanza de San Bartolomé de 1572. Isabel llegó incluso a negociar su matrimonio con el futuro Enrique III de Francia, y, tras la coronación de éste, con su hermano Francisco de Anjou que falleció en 1584, antes de que el matrimonio pudiera llevarse a cabo.
La presión sobre Isabel para que apoyara a los protestantes holandeses fue incrementándose, hasta que en 1577, el consejo real, incluyendo a Cecil, aprobó unánimemente el envío de una fuerza expedicionaria. Isabel confirió el mando de dicha fuerza a Robert Dudley, conde de Leicester, pero cambió de opinión al año siguiente (1578) y retiró su apoyo por su reticencia a entrar en un conflicto abierto con España.
En 1579, apoyándose en la bula de excomunión contra Isabel, James Fitzmaurice Fitzgerald lanzó la segunda rebelión de Desmond, contando con el apoyo del Papa, que envió tropas y dinero, y de Felipe II, que también envió un pequeño cuerpo expedicionario a Irlanda y aceptó ser coronado en lugar de Isabel cuando la revolución triunfara. Sin embargo, las tropas de la reina lograron contener poco a poco la rebelión, acabando con ésta en 1583.

Isabel I de inglaterra, segunda parte



Infancia y juventud
Isabel nació en el palacio de Placentia, el 7 de septiembre de 1533, siendo la hija de Enrique VIII de Inglaterra y de su segunda esposa, Ana Bolena. Enrique habría preferido un varón para asegurar la sucesión de la casa Tudor pero, tras su nacimiento, Isabel se convirtió en princesa heredera al trono de Inglaterra. Al ser Ana incapaz de dar un heredero al rey, éste ordenó ejecutarla bajo la acusación de traición (el adulterio al rey se consideraba traición) y brujería, por haber mantenido relaciones incestuosas con su hermano mayor (19 de mayo de 1536); cargos que son considerados hoy como falsos, aunque existen cartas cruzadas entre la reina María I Tudor, medio hermana de Isabel y su esposo el rey Felipe II de España, en las que María informa a su esposo que no considera a Isabel su legítima sucesora por ser hija del músico Mark Smeaton, lo que daría hoy en día un vuelco a la inocencia de Ana Bolena en su acusación de adulterio. Isabel tenía entonces tres años cuando fue declarada hija ilegítima, por lo que perdió su título de princesa. Vivió retirada de la Corte, lejos de su padre y de sus sucesivas esposas, aunque la última de éstas, Catalina Parr, medió para que padre e hija se reconciliaran. Isabel, junto con su medio hermana María Tudor, hija de Catalina de Aragón, recobró sus derechos en la línea sucesoria, detrás de su hermano el príncipe Eduardo hijo de Jane Seymour, gracias al Acta de Sucesión de 1544.En cuanto a su personalidad, Isabel tenía mucho en común con su madre: neurótica, carismática, enamoradiza y rabiosamente protestante. También heredó su delicada estructura ósea, así como sus rasgos faciales; del rey, sólo su cabello rojizo. Tras la muerte de Enrique VIII en 1547 y el ascenso al trono de su hijo, Eduardo VI, Catalina Parr contrajo nuevo matrimonio con Thomas Seymour — tío de Eduardo — llevándose a Isabel consigo. Allí, ésta recibió una exquisita educación que le propició una excelente expresión en su inglés natal, en francés, en italiano, en español, en griego y en latín. Bajo la influencia de Catalina, Isabel se formó como protestante.
Mientras su medio hermano se mantuvo en el trono, la posición de Isabel fue inestable. Sin embargo, en 1553, Eduardo moriría a los 15 años. Antes de su fallecimiento, y contraviniendo el Acta de Sucesión dictada por su padre en 1544, Eduardo declaró heredera a lady Jane Grey, que sería
depuesta a menos de dos meses desde su coronación. Apoyada por el pueblo, María Tudor ingresó triunfante en Londres acompañada de su media hermana.
Al instante en el que se desmintió el hecho, María, incapaz de evitar que Isabel le sucediera, intentó convertirla al catolicismo, cosa que esta última fingió aceptar pese a que en su interior siguió siendo fiel a la fe protestante.

Primeros años en el poder
En 1558, tras la muerte de María, Isabel subió al trono, siendo coronada el 15 de enero de 1559, en lo que fue la última ceremonia de coronación en latín de Inglaterra, a partir de su sucesor, Jacobo I, el rito de coronación se realizó en ingles. Isabel era mucho más popular que su hermana María y se dice que, tras la muerte de ésta, el pueblo lo celebró por las calles.
Al comienzo de su reinado, la política exterior de Isabel se caracterizó por su cautelosa relación con la España de Felipe II, que se había ofrecido a casarse con ella en 1559, y sus problemáticas relaciones con Escocia y Francia, país este último con el que se encontraba en guerra debido a que su hermana María había decidido apoyar a su marido Felipe en la guerra casi continua en la que se hallaban inmersas España y Francia desde 1522. Rodeados por la amenaza francesa, Isabel y Felipe se vieron forzados a unir fuerzas, pese a sus diferencias religiosas. Por un lado, y gracias a la mediación de Felipe, Inglaterra se sumó al tratado de paz de Cateau-Cambrésis en 1559, en el que Isabel renunció formalmente a la última plaza de soberanía inglesa en Francia, Calais, que había sido capturada por Francisco de Guisa, hermano de María de Guisa, el año anterior, mientras que Francia se comprometía a retirar su apoyo a las pretensiones de María Estuardo al trono inglés. Durante las celebraciones que acompañaron a la firma de este tratado de paz, Francisco II murió, lo que provocó en 1561 el regreso de su esposa María a Escocia.

Además, en el mismo año (1559), Isabel apoyó la revolución religiosa de John Knox, líder protestante escocés, que buscaba eliminar la influencia católica en Escocia. Isabel envió un ejército a sitiar Leith, donde se concentraban las tropas francesas, y una armada a bloquear el Firth of Forth, donde se esperaba que los franceses desembarcaran refuerzos para apoyar a los escoceses.Mientras tanto, en Francia, Catalina de Médicis, regente en nombre de Carlos IX tras la muerte de Francisco II, fue incapaz de impedir a Francisco de Guisa llevar a cabo una matanza de hugonotes, con lo que estalló una guerra religiosa entre la casa católica de Guisa, dirigida por Francisco y la casa protestante de Borbón, dirigida por el príncipe de Condé, Luis Borbón. Isabel apoyó la causa protestante, llegando a comprar a estos últimos el puerto de El Havre, que pensaba intercambiar por Calais al final de la guerra. Sin embargo, tras la tregua entre protestantes y católicos de 1563, Isabel fue incapaz de retener El Havre y firmó una paz con Francia en 1564.
Tras las victorias en Escocia y la desafortunada intervención en Francia, desaparecieron los únicos elementos comunes de la política exterior de Isabel y Felipe II, lo que se tradujo en un continuo decaimiento de las relaciones entre ambos países, a la vez que en un acercamiento de Inglaterra a Francia.
Desde los primeros años de su reinado, Isabel depositó su confianza en Sir William Cecil (Lord Burghley desde 1572), que fue primero Secretario Real y luego Tesorero real hasta su muerte en 1598, momento en el cual la confianza de la reina pasó al hijo de éste, Robert Cecil.

Isabel I de inglaterra, primer parte


Isabel I, en inglés Elizabeth I, a menudo conocida como La Reina Virgen,(Greenwich, 7 de septiembre de 1533 – Richmond, 24 de marzo de 1603) fue Reina de Inglaterra e Irlanda desde el 17 de noviembre de 1558 hasta el día de su muerte. Isabel fue la quinta y última monarca de la Dinastía Tudor. Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Isabel fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de su medio hermano Eduardo VI y su media hermana María I, Isabel asumió el trono.Una de las primeras medidas que tomó fue establecer una iglesia protestante independiente de Roma, que luego evolucionaría en la actual Iglesia de Inglaterra, de la que se convirtió en la máxima autoridad.
Se esperaba que Isabel contrajera matrimonio, pero pese a varias peticiones del Parlamento, nunca lo hizo. Las razones para esta elección no se conocen, y han sido ampliamente debatidas. A medida que Isabel fue envejeciendo, su virginidad la volvió famosa, y un culto creció alrededor de ella, celebrado en retratos, desfiles y literatura de la época.
La reina se hizo cargo de un país dividido por cuestiones religiosas en la segunda mitad del siglo XVI. Durante su reinado, Inglaterra tuvo un gran esplendor cultural, con figuras como William Shakespeare y Christopher Marlowe; también son importantes figuras Francis Drake y John Hawkins. Mantuvo gélidas relaciones con Felipe II, con quien libró una guerra que arruinó económicamente a ambos países. Su reinado de 44 años y 127 días ha sido el cuarto más largo de la historia inglesa, por detrás de los de Victoria I, Jorge III e Isabel II.

jueves, 10 de junio de 2010

Maria bolena, primera parte




Mary Boleyn, conocida tradicionalmente en español como María Bolena, (Blicklin Hall o Castillo de Hever; h. 1499 - Rochford; 19 de julio de 1543), noble inglesa, perteneciente a la famosa familia Bolena, que disfrutó de una influencia considerable a principios del siglo XVI.
María fue una de las amantes de Enrique VIII de Inglaterra y también, según se dice, de su rival, el rey Francisco I de Francia. Contrajo matrimonio en dos ocasiones y muchos historiadores creen que era la hermana mayor de Ana Bolena.
Hubo un momento en que se creyó que fue María la que comenzó su educación en el extranjero y estuvo un tiempo en compañía de la archiduquesa Margarita de Austria, pero ahora está claro que fue su hermana pequeña, Ana. María permaneció en Inglaterra la mayor parte de su infancia. No fue hasta 1514, cuando tenía aproximadamente 15 años, que fue enviada al extranjero. Su padre le aseguró una plaza como dama de honor de la hermana del rey, la princesa María Tudor, quien se trasladó a París para casarse con el rey Luis XII de Francia. Después de unas pocas semanas, a muchas de las damas de honor se les ordenó marcharse pero a María Bolena se le permitió quedarse, probablemente por los contactos de su padre como embajador inglés. Incluso cuando María Tudor abandonó Francia tras la muerte de su marido el 1 de enero de 1515, María Bolena permaneció en la corte de los nuevos monarcas, Francisco I de Francia y Claudia de Francia.

romance real en francia
María fue visitada en París por su padre, Sir Thomas y su hermana, Ana, que había estado el último año estudiando en Holanda. Mientras servía en Francia, María se convirtió en amante del rey Francisco I.
Cuando su relación con Francisco terminó, María se embarcó, supuestamente, en muchas relaciones amorosas, que tarde o temprano condujeron a su despido de la corte francesa y a su regreso a Inglaterra. Algunos historiadores se preguntan si estas historias sobre la promiscuidad de María se hubieran exagerado demasiado en la época, pero hay un acuerdo general en que fueron al menos en parte ciertas.
Se le dio el trabajo de dama de honor de la reina de Inglaterra, Catalina de Aragón, durante los últimos diez años de su matrimonio con Enrique VIII.
dama real
Un año después de su regreso a Inglaterra, María se casó con sir William Carey, el 4 de febrero de 1520, un cortesano adinerado y con buenos contactos, que había conseguido los favores del rey. Enrique VIII fue invitado a la ceremonia y probablemente poco después comenzó un romance con María. Esta confusión sobre cuándo comenzó su relación se debe a muchos factores. Primero, no se sabe cuanto duró el romance exactamente. Segundo, nunca fue hecho público y María no disfrutó del tipo de fama, riqueza y poder que tenían las amantes de reyes en países extranjeros (como Francia).Durante su relación o poco después de haber finalizado, la leyenda establece que uno o los dos de los hijos de María habían sido engendrados por el rey. Sin embargo, hay pocas pruebas. Un testigo notó semejanza entre un hijo de María y Enrique VIII, pero el testigo en cuestión era John Hales, vicario de Isleworth, quien diez años después del nacimiento del muchacho dijo que había conocido a un joven Señor Carey, de quien decían algunos monjes que era bastardo del rey. No hay ninguna otra prueba de que Henry Carey fuera hijo biológico del rey y una lectura de cerca a Letters and Papers (una colección de documentos de ese periodo) apuntan claramente que Henry nació en marzo de 1526, año en el que se cree que el romance ya había terminado.
Su hermana sube al trono
La hermana de María, Ana Bolena, regresó a Inglaterra en 1522, habiendo logrado una popularidad considerable en la corte. Las dos hermanas no estaban particularmente unidas y Ana se movía en círculos sociales diferentes.Aunque se decía que María era más atractiva que su hermana, era Ana quien parecía ser más ambiciosa. Rehusó ser amante del rey, probablemente más por inteligencia y ambición que por virtud. Ana sabía que formaba parte del carácter del rey el querer lo que no podía tener y desde que Ana declinó suficientes veces sus propuestas sexuales, él comenzó a desearla. A mediados de 1527, Enrique decidió casarse con ella. Ana aceptó su propuesta y de esa forma se convirtió en la "otra mujer" en el divorcio del rey de Catalina de Aragón. Un año después, cuando el marido de María falleció durante un "brote de sudores" (una fiebre), ésta le entregó a Ana Bolena el cuidado de su hijo, el joven Henry Carey. Era costumbre entre la aristocracia inglesa poner a los hijos de uno al cuidado de familiares más ricos, lo que era bastante necesario en el caso de María, pues su marido le había dejado al morir un número considerable de deudas que sólo su hermana podía sufragar. Ana consiguió que el hijo de María fuera educado en un respetable monasterio cisterciense. El padre de María no mostró intención alguna en ayudarla en los problemas financieros en los que su marido la había situado, pero Ana consiguió para ella una pensión anual de cien libras.
Debido a estas características, los historiadores sospechan que fue un matrimonio por amor, ya que no había otra razón por la que ella se casaría con alguien de una clase social tan lejana a la suya. Cuando esto fue descubierto, la pareja fue desterrada de la corte por la misma reina Ana.
Sorprendentemente, fue Ana quien se arrepintió primero. Le mandó a María una magnífica copa de oro y algo de dinero, pero aún seguía rehusando a que volviera a la corte. Esta reconciliación parcial fue la única que tuvieron las dos hermanas, ya que no se encontraron desde 1534 hasta la muerte de Ana en 1536.Después de la muerte de sus padres, María heredó algunas de las propiedades de la familia Bolena en Essex. Se cree que vivió el resto de sus días en el anonimato y en relativa comodidad con su marido. Murió poco después de cumplir cuarenta años, a una edad relativamente joven incluso para los estándares de la época, el 19 de julio de 1543.

Maria antonieta, tercer parte



La Revolución


En 1789 la situación de la Reina es insostenible. Corre el rumor de que Monsieur (futuro Luis XVIII) habría depositado en la asamblea de los notables de 1787 un dossier que probaba la ilegitimidad de los infantes reales. El rumor menciona un retiro de la Reina en Val-de-Grâce.

El 4 de mayo de 1789 se abren los Estados Generales. Después de la misa de apertura sube al púlpito monseñor de la Fare que, con duras palabras, ataca a María Antonieta denunciando el lujo desenfrenado de la Corte y de los que, hastiados de este lujo, buscan el placer en "una imitación pueril de la naturaleza" (contado por Adrien Duquesnoy en el "Journal sur l’Assemblée constituante"), alusión evidente al Pequeño Trianón.

El 4 de junio muere el pequeño Luis José. Para evitar gastos se sacrifica el ceremonial en la basílica de Saint-Denis. La actualidad política no permite a la familia real un sepelio solemne. Conmocionada por este acontecimiento y desorientada por el cariz que toman los Estados Generales, María Antonieta se deja convencer por la idea de una contrarrevolución. En julio, Luis XVI destituye a Necker. La Reina quema sus papeles y recoge sus diamantes, trata de convencer al Rey para dejar Versalles e ir a una plaza fuerte segura, lejos de París. Desde el 14 de julio un registro de proscripción circula por París. Los favoritos de la Reina están en primer lugar y la cabeza de la Reina tiene fijado el precio. Se la acusa de querer hacer saltar el Parlamento con una bomba y de mandar a las tropas sobre París. l 1 de octubre se produce un nuevo escándalo: tras un banquete ofrecido a los guardias de corps de la Casa militar, un regimiento de Flandes que acaba de llegar a París, la Reina es aclamada, las escarapelas blancas son enarboladas y las tricolores pisoteadas. París está indignado por estas manifestaciones monárquicas y por el banquete dado cuando hasta el pan le falta al pueblo. El 5 de octubre una manifestación de mujeres se dirige a Versalles pidiendo pan y diciendo que van en busca del "panadero" (el Rey), la "panadera" (la Reina) y el "pequeño aprendiz" (el Delfín). Al día siguiente, por la mañana, los amotinados, armados con picos y cuchillos, entran en el palacio, matan a dos guardias de corps y amenazan a la familia real, que se ve obligada a regresar a París escoltada por las tropas del Marqués de La Fayette y los amotinados. Durante el trayecto se lanzan amenazas contra la Reina e incluso le enseñan una cuerda prometiéndole una farola en la capital para colgarla.


La monarquía constitucional

El 10 de octubre Luis XVI está de nuevo en París. Con María Antonieta deciden solicitar la ayuda de los monarcas extranjeros, el rey de España Carlos IV y José II, hermano de la Reina. Pero el Rey de España responde con evasivas y el 20 de febrero de 1790 José II fallece. La Fayette le sugiere a la Reina, con toda frialdad, que se divorcie. Otros hablan, casi con descaro, de emprender un proceso de adulterio y pillar a la Reina en flagrante delito con el conde de Fersen.
Breteuil les propone, a finales de 1790, un plan de evasión. La idea es que dejen las Tullerías y se refugien en la plaza fuerte de Montmédy, próxima a la frontera. La Reina está cada vez más sola, sobre todo desde que, en octubre de 1790, Marcy-Argenteau se ha marchado de Francia para ocupar su nuevo cargo en la embajada de los Países Bajos, y de que Leopoldo II, el nuevo emperador (otro de sus hermanos) elude sus peticiones de ayuda. Como monarca filósofo, le aconseja a su hermana que acepte los dictados de la nueva Constitución. El 7 de marzo, una carta de Mercy-Argenteau dirigida a la reina es interceptada y entregada a la Comuna. Otro contratiempo para la reina, una prueba que pone de manifiesto su intención de vender la patria a Austria.
El 20 de junio se produce la evasión y la desafortunada expedición a Varennes. Rápidamente París se da cuenta de la fuga, aunque La Fayette intenta hacer creer que el rey ha sido raptado por unos contrarrevolucionarios. La familia real, cerca de París, no se siente muy segura. Desdichadamente, su berlina lleva un retraso de más de tres horas, y así, cuando llegan al primer lugar de encuentro, el relevo de Pont-de-Somme-Vesle, las tropas prometidas se han retirado pensando que el rey ha cambiado de idea. Poco antes del mediodía la berlina es detenida en Varennes-en-Argonne. El conductor del relevo precedente, en Sainte-Menechould, ha reconocido al Rey. Se producen unos momentos de nerviosismo, nadie sabe qué hacer y, durante este lapsus, la muchedumbre llega a Varennes. Por último, la familia real amenazada y en medio de una situación muy violenta, es devuelta a París.


El proceso

El 14 de agosto de 1793, María Antonieta es puesta a disposición judicial ante el Tribunal revolucionario, presentándose como acusador público Fouquier-Tinville. Si en el juicio de Luis XVI se había intentado guardar las apariencias de una cierta equidad, no se hizo así con el proceso a María Antonieta. El dossier se prepara a toda prisa; es, a todas luces, incompleto, Fouquier-Tinville no logra encontrar todos los documentos de Luis XVI.
Para exagerar la acusación, Tinville hace declarar contra su madre al Delfín, manipulado por sus guardianes revolucionarios. Delante del tribunal, el niño acusa falsamente a su madre y a su tía, Madame Isabel, de haberle incitado a la masturbación y de haberle obligado a participar con ellas en ciertos juegos sexuales. Indignada, María Antonieta pide a las mujeres del público que la defiendan: "La naturaleza rechaza semejante acusación hecha a una madre. Apelo a todas las madres presentes en la sala". El motín es evitado por poco. Al mediodía del día siguiente María Antonieta es guillotinada, sin haber querido confesarse con el sacerdote constitucional que le habían propuesto. Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su cuerpo fue exhumado posteriormente el 18 de enero de 1815 y transportado el 21 a Saint-Denis.

Maria antonieta, segunda parte

El asunto del collar

En julio de 1785 estalla el "caso del collar": el joyero Bohmer reclama a la Reina 1,5 millones de libras por un collar de diamantes encargado en nombre de la soberana por el cardenal de Rohan. Ella no se hace responsable. Insiste en arrestar al Cardenal, al que acusa de insultarla al achacarle la compra del collar, y el escándalo es inevitable. El rey confía el asunto al Parlamento, que determina que la culpa corresponde a un par de aventureros, Jeanne Valois de La Motte y su marido, y disculpa al cardenal de Rohan, engañado pero inocente. La Reina, aunque inocente también, es tratada con gran desconsideración por el pueblo, al considerarla culpable, por lo menos moralmente. Lejos de resultar superfluo, el caso del collar supuso un punto de inflexión en el reinado, que marcaría una nueva etapa de impopularidad y odio por parte del pueblo que se sintió insultado por los bajos negocios de usura y falsificaciones.
El propio Napoleón aseguraría más tarde que el caso del collar de diamantes fue detonante de la revolución francesa.



"Que coman pasteles"
Ya en proceso de desatarse la Revolución Francesa, se difundió una frase que, supuestamente, había pronunciado María Antonieta. Se contó que, cuando la gente del pueblo, a falta de harina y trigo, fue a Versalles a encararse con ella, ésta habría respondido altaneramente con la frase: "Que coman pasteles" (Qu’ils mangent de la brioche). Este supuesto hecho causó un gran enojo en el pueblo y contribuyó a que aumentara el odio que éste sentía hacia la Reina.




Maria antonieta de austria, primer parte

María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (Viena, 2 de noviembre de 1755 – París, 16 de octubre de 1793), más conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, princesa real de Hungría y de Bohemia, archiduquesa de Austria, reina consorte de Francia y Navarra (1774–1791) y más tarde, de los franceses (1791 - 1792) por su matrimonio con Luis XVI.
Hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I, gran duque de Toscana y de su esposa María Teresa I, archiduquesa de Austria, reina de Hungría y reina de Bohemia, nació el 2 de noviembre de 1755. Es la decimoquinta y penúltima hija de la pareja imperial.
Cuando María Antonieta tiene 13 años, la emperatriz, vieja dama y viuda, se interesa más por su educación con el fin de casarla.

Delfina
El 17 de abril de 1770, María Antonieta renuncia, oficialmente, a sus derechos sobre el trono austríaco y el 16 de mayo se casa con el Delfín en Versalles".Joven, bella, inteligente, heredera de Habsburgo y con un árbol genealógico impresionante, su llegada aviva también los celos del pequeño mundo de la nobleza versallesca y de las múltiples y dudosas alianzas; pero la joven Delfina tiene miedo de acostumbrarse a su nueva vida.
El 10 de mayo de 1774, Luis XVI y María Antonieta se convierten en los reyes de Francia y de Navarra, pero su comportamiento no cambia mucho. Desde el verano de 1777 las primeras canciones hostiles como pequeña reina de veinte años empiezan a circular. María Antonieta se rodea de una pequeña corte de favoritos (la princesa de Lamballe, el barón de Besenval, el duque de Coigny, la condesa de Polignac) suscitando las envidias de otros cortesanos, multiplica su vestuario y las fiestas, organiza partidas de cartas en las que se realizan grandes apuestas.
María Antonieta intenta influir en la política del Rey nombrando y destituyendo ministros caprichosamente o siguiendo los consejos interesados de sus amigos.
El 19 de diciembre de 1778, María Antonieta tiene su primer hijo: es una niña, María Teresa, llamada "Madame Royale". El 22 de octubre de 1781 nace el Delfín Luis José (llamado Luis José Javier Francisco). Pero los libelos han hecho correr rápidamente la noticia de que el niño no es hijo de Luis XVI. Tras los nacimientos, María Antonieta cambia un poco su forma de vida, pero sigue de cerca la construcción del "Hameau" en Versalles, una aldea en miniatura en la que la reina cree descubrir la vida campestre. Se dedica a la caridad. El 27 de marzo de 1785 nace su tercer hijo, Luis-Carlos (Luis XVII), duque de Normandía. El 9 de junio de 1787 nace su última hija, Sofía Beatriz (María Sofía Helena Beatriz) que murió con un año de vida de tuberculosis (19 de julio de 1788).

miércoles, 9 de junio de 2010

ana bolena, tercera parte

Otros embarazos Considerando las condiciones de su matrimonio y el deseo desesperado de Enrique de un hijo, la secuencia de los embarazos de Ana ha atraído mucho interés. Hay estimaciones de que ella tuviera no menos de tres embarazos, todos ellos terminados en abortos espontáneos producidos en un estado de gestación tan temprano que nunca eran extensamente conocidos y el sexo de los niños no podía ser determinado. Fuentes fidedignas certifican sólo el nacimiento de Isabel en septiembre de 1533, un aborto en el verano de 1534, y el aborto de un feto varón, de aproximadamente cuatro meses y medio de gestación, en enero de 1536. Las fechas en las cuales estos embarazos deben haber comenzado sugieren que el único otro momento en que ella pudiera haber concebido y abortado habría estado entre septiembre de 1534 y principios del verano de 1535. Ana posiblemente tuvo un embarazo adicional y fracasó en los primeros meses de 1535, pero parece muy improbable que hubiera tenido otros tres embarazos además de los tres confirmados por fuentes oficiales. En enero de 1536, Catalina de Aragón murió de cáncer. Tras la noticia de su muerte, se dice que Enrique y Ana se engalanaron con ropas de color amarillo brillante. Durante el día del entierro de Catalina, el 29 de enero de 1536, Ana sufrió un aborto. Para la mayor parte de observadores, esta pérdida personal fue el principio del fin del matrimonio real.Cuando Ana se repuso de su aborto, Enrique declaró que su matrimonio fue maldecido por Dios. Jane Seymour fue trasladada a nuevas dependencias y el hermano de Ana no fue aceptado en una prestigiosa orden de caballería, la Orden de la Liga, que en cambio le fue otorgada al hermano de Jane Seymour. En varias ocasiones a lo largo de estos meses, Ana expresó su temor ante la posibilidad de un próximo divorcio. Caída En los últimos días de abril, un músico flamenco al servicio de Ana llamado Mark Smeaton fue detenido y torturado por Thomas Cromwell. Al principio negó que él fuera el amante de la reina, pero, bajo tortura, confesó. También proporcionó el nombre de otro cortesano -sir Henry Norris- un viejo amigo tanto de Ana como del rey. Norris fue detenido durante el May Day (1 de mayo), pero dado que era un aristócrata no podía ser torturado. Él negó su culpabilidad y juró que Bolena era también inocente. Sir Francis Weston fue detenido dos días más tarde bajo el mismo cargo. También detuvieron a William Brereton, un mozo de la cámara privada del rey, que fue también arrestado por adulterio, pero realmente parece probable que fue víctima de un viejo rencor contra él, sostenido por Thomas Cromwell. El acusado final era el propio hermano de la reina Ana, detenido bajo acusación de incesto y traición, acusado de mantener relaciones sexuales con su hermana durante los últimos doce meses. Tres días más tarde, Ana y George fueron procesados por separado en la Torre de Londres. Ella fue acusada de adulterio, incesto y alta traición. La sospecha popular contra Enrique y su amante, Jane Seymour, los cuales fueron vistos de banquete en el Támesis, era generalizada. Varios panfletos circularon por Londres burlándose de los procesos y apoyando a la reina. Ejecución George y los otros acusados fueron ejecutados el 17 de mayo. El señor y la señora Kingston, los encargados de la Torre, relataron que Ana parecía muy feliz, y dispuesta a seguir su vida. Se dice que ella había comentado, cuando lord Kingston le trajo las noticias de que el rey había conmutado su sentencia de incineración por la de decapitación, y había contratado a un esgrimidor de Calais para la ejecución con una espada de doble filo, en lugar de degollar a una reina con el hacha común: «No tendrá mucho problema, ya que tengo un cuello pequeño. ¡Seré conocida como La Reine sans tête (La reina sin cabeza)!» Vinieron por Ana durante la mañana del 19 de mayo para llevarla a la «Torre Verde», donde debía permitírsele la dignidad de una ejecución privada. El gobernador (Constable) de la Torre escribió de ella: Esta mañana me hizo llamar, a ver si yo podría estar con ella mientras recibía al buen Señor (es decir, comulgaba), con la intención de que la oyese y así dejar clara su inocencia. Y en la escritura de esto ella me llamó a mí, y a mi llegada dijo, «Sr. Kingston, oigo que no moriré antes del mediodía, y siento mucho por ello, ya que pensé estar muerta para esas horas y por delante de mi sufrimiento». Le dije que esto no debería ser ningún sufrimiento, que sería muy breve. Y luego ella dijo, «oí que dicen que el verdugo es muy bueno, y tengo un cuello pequeño», y luego puso sus manos en el cuello, riendo cordialmente. He visto a muchos hombres y mujeres ejecutados, y que han estado en gran pena, y para mi conocimiento esta dama tiene mucha alegría en la muerte. Señor, su limosnero está continuamente con ella, y fue así desde las dos en punto después de la medianoche. Llevaba puesta «una enagua roja bajo un vestido gris oscuro de damasco, adornado con pieles». Su pelo oscuro estaba recogido y llevaba su acostumbrado tocado francés. Hizo un breve discurso: «Buena gente cristiana, he venido aquí para morir, de acuerdo a la ley, y según la ley se juzga que yo muera, y por lo tanto no diré nada contra ello. He venido aquí no para acusar a ningún hombre, ni a decir nada de eso, de que yo soy acusada y condenada a morir, sino que rezo a Dios para que salve al rey y le de mucho tiempo para reinar sobre ustedes, para el más generoso príncipe misericordioso que no hubo nunca: y para mí él fue siempre bueno, un señor gentil y soberano. Y si alguna persona se entremete en mi causa, requiero que ellos juzguen lo mejor. Y así tomo mi partida del mundo y de todos ustedes, y cordialmente les pido que recen por mí. Oh Señor ten misericordia de mí, a Dios encomiendo mi alma.» Entonces se arrodilló en posición vertical (en las ejecuciones al estilo francés, con una espada, no había ningún bloque para apoyar la cabeza). Su oración final consistió en repetir, «a Jesucristo encomiendo mi alma; el Señor Jesús recibe mi alma.» Sus damas quitaron el tocado y ataron una venda sobre sus ojos. La ejecución fue rápida, consistente en un solo golpe: según la leyenda, el esgrimidor fue tan considerado con Ana que dijo, «¿Dónde está mi espada?» y luego la degolló, para que ella pensara que tenía todavía unos momentos más para vivir y no sabría que la espada estaba en camino.

ana bolena, segunda parte

Cuando Ana Bolena llegó a la corte, la primera esposa de Enrique, Catalina de Aragón, era popular a pesar de no participar en política ni en la vida de la corte durante algún tiempo. Todos los hijos que tuvo con Enrique habían muerto jóvenes y el Rey estaba preocupado por tener un varón heredero de su trono a fin de conservar la monarquía y evitar la guerra civil.

Ana se resistió a sus intentos de seducción y se negó a convertirse en su amante. Rechazó las propuestas iniciales del Rey diciendo, “suplico a su alteza muy seriamente que desista, y a esta mi respuesta en buena parte. Prefiero perder la vida que la honestidad.”El Rey se sintió más atraído aún tras esta negativa y la persiguió incesantemente, incluso después de que ella abandonara la corte para volver a Kent. Los historiadores están divididos sobre los motivos de Ana para rechazar a Enrique —unos dicen que era virtud y otros que ambición. Al final él le propuso matrimonio y ella aceptó. Sin embargo, decidió no acostarse con él antes de casarse, puesto que la relación prematrimonial significaba que si tenían un hijo, éste sería ilegítimo. A menudo se piensa que el capricho de Enrique por ella fue una forma de anular su matrimonio, mientras que hay pruebas fiables de que Enrique tomó la decisión de acabar con su matrimonio con la reina Catalina, porque ésta no le había dado un heredero; los dos puntos de vista no son excluyentes. Enrique y sus ministros solicitaron una anulación a la Santa Sede en 1527.
La conferencia de Calais fue un triunfo político, ya que el gobierno francés finalmente dio su apoyo al nuevo matrimonio de Enrique. Inmediatamente después de volver a Dover en Inglaterra, Enrique y Ana celebraron una ceremonia matrimonial en secreto. Ella quedó embarazada en unos meses y, como era costumbre en la realeza, hubo una segunda ceremonia matrimonial, que tuvo lugar en Londres el 25 de enero de 1533.
Desafiando al Papa, Cranmer declaró que la Iglesia de Inglaterra estaba bajo el control de Enrique, no de Roma. Esta fue la famosa «Rotura con Roma», que señaló el final de la historia de Inglaterra como un país Católico. Pocas personas fueron conscientes del significado por entonces, y menos aún estuvieron preparados para defender la autoridad del Papa. La reina Ana estaba encantada con este desarrollo —aunque retuviera las apariencias, con atavíos católicos (el rey no habría permitido ninguna otra opción), ella creía que el Papado era una influencia de corrupción en el cristianismo. Sus tendencias católicas residuales pueden ser vistas en la ostentosa devoción a la Virgen María en el despliegue de su coronación.

Después de su coronación, Ana se asentó en una rutina tranquila para prepararse para el nacimiento de su hija. Se sintió profundamente afligida cuando Enrique se encaprichó con una dama de la corte, que provocó su primer enfrentamiento serio. El asunto fue breve, ya que Enrique quiso que nada pusiera en peligro el embarazo de su esposa. La hija de Enrique y Ana nació algo prematuramente el 7 de septiembre de 1533, en el palacio favorito del rey, el palacio de Placentia. Bautizaron a su hija con el nombre de Isabel, en honor a la madre de Enrique, Isabel de York. Le dieron un bautizo espléndido, pero Ana temió que la hija de Catalina, María, amenazara la posición de Isabel. Enrique calmó los temores de su esposa separando a María de sus muchos sirvientes y enviándola a Hatfield House, donde la princesa Isabel vivía con su propia magnífica plantilla personal de criados.Como reina, presidió una corte magnífica. En el siglo XVI se esperaba de las Familias Reales que fueran extravagantes, a fin de comunicar la fuerza de la monarquía. Ana gastó sumas enormes en vestidos, joyas, tocados, abanicos de pluma de avestruz, equipamiento de montura, y la tapicería y mobiliario más fino procedente de todo el mundo. Numerosos palacios fueron renovados para satisfacer sus gustos extravagantes.

Ana bolena, primera parte


Ana Bolena (en inglés: Anne Boleyn), reina consorte de Inglaterra, primera marqués de Pembroke.[1] Su fecha de nacimiento solía fijarse en 1507, pero los historiadores más modernos la datan en 1501 (— 19 de mayo de 1536).[2] Ana fue la segunda esposa del rey Enrique VIII y la madre de la reina Isabel I. El matrimonio de Enrique y Ana, y su posterior ejecución, fueron parte del complejo comienzo de la considerable agitación política y religiosa que fue la Reforma inglesa, con Ana participando activamente en la promoción de la causa de la reforma de la Iglesia. La han llamado «la reina consorte más influyente e importante que Inglaterra ha tenido nunca».
Ana Bolena es popularmente conocida por haber sido decapitada bajo acusación de adulterio, incesto y traición.

Primeros años
Ana era hija de sir Tomás Bolena, más tarde primer conde de Wiltshire y primer conde de Ormonde, y su esposa, lady Isabel Bolena (nacida Isabel Howard), hija del segundo duque de Norfolk. No se sabe con seguridad dónde nació, pero debió ser entre la mansión de su familia, Blickling Hall en Norfolk, y su residencia favorita, el Castillo de Hever en Kent.Existían rumores de que Ana sufría polidactilia (seis dedos en su mano izquierda, por entonces considerado un signo del diablo) y una marca de nacimiento o lunar en el cuello, que siempre cubría con una joya. Hoy en día no existen pruebas que la apoyen esta leyenda popular. Ninguno de los muchos relatos de testigos oculares sobre el aspecto de Ana Bolena —algunos de ellos meticulosamente detallados— menciona deformidad alguna y mucho menos un sexto dedo. Además, en una época en que las deformidades físicas solían ser interpretadas como un signo del mal, es difícil creer que Ana Bolena atrajera al rey Enrique, si realmente hubiera tenido alguna deformidad. Tampoco se sabe con seguridad cuándo nacieron sus dos hermanos, pero parece claro que su hermana, María, era mayor que ella.En Francia, Ana fue dama de honor de Claudia de Francia y también actuaba de intérprete siempre que hubiera algún importante invitado inglés en la corte. En la casa de la Reina completó sus estudios de [francés] y adquirió un conocimiento detallado de la cultura francesa y el protocolo. También se interesó por la moda y por la ética que reclamaba la reforma de la Iglesia. Su educación europea terminó en el invierno de 1521, cuando regresó a Inglaterra siguiendo las órdenes de su padre. Partió de Calais, que entonces todavía era una posesión inglesa, en enero de 1522.

Apariencia y personalidad
Ana Bolena no era convencionalmente hermosa para su tiempo. Era delgada y su piel se consideraba demasiado oscura. Sin embargo, muchos quedaron impresionados por sus ojos oscuros y su larga melena oscura que llevaba suelta.
Un historiador ha compilado todas las descripciones y concluye así:

«Nunca se la describió como una gran belleza, pero hasta aquellos que la aborrecían admitían que tenía un encanto exacerbado. El cutis oscuro y el pelo negro le daban un aura exótica en una cultura que veía la palidez blanca como la leche como parte imprescindible de la belleza. Tenía unos ojos especialmente notables: 'negros y hermosos' escribió un contemporáneo, mientras otro afirmó que eran 'siempre los más atractivos', y que La gente parecía atraída principalmente por el carisma de Ana. Causaba buena impresión con su gusto por la moda e inspiró muchas tendencias entre las damas de la corte. ella 'sabía bien como usarlos con eficacia'.»
«El encanto de Ana estaba no tanto en su aspecto físico, como en su viva personalidad, su elegancia, su agudo ingenio y otras habilidades. Era baja y ostentaba una sugestiva fragilidad … destacó en el canto, componiendo música, bailando y conversando … No era sorprendente por tanto, que los jóvenes de la corte pulularan a su alrededor.»
En su juventud era «dulce y alegre» y disfrutaba con los juegos de azar, bebiendo vino, y chismorreando. Era valiente y emotiva. Sin embargo, según sus enemigos, Ana también podía ser extravagante, neurótica, rencorosa y malhumorada.

«A nosotros nos parece religiosamente inconsecuente, más que agresiva; calculadora, más que emotiva; con un ligero toque cortesano aunque con gran control político… una mujer que tomó el control de su propia situación en un mundo de hombres; una mujer que hizo que su educación, su estilo y su presencia pesaran más que las desventajas de su sexo; pasó de ser moderadamente bien vista, a conducir una tormenta en la corte y al Rey. Quizás, al final, es la evaluación de Thomas Cromwell la que esté más cerca: inteligencia, espíritu y coraje.»

martes, 8 de junio de 2010




Juana I de Castilla, conocida como Juana la Loca (Toledo, 6 de noviembre de 1479 – Tordesillas, 12 de abril de 1555), fue reina de Castilla de 1504 a 1555 si bien desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas primero por orden de su padre Fernando el Católico y después por orden de su hijo el emperador Carlos V.

Fue primero infanta de Castilla y Aragón, luego archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña y Brabante y condesa de Flandes. Finalmente, reina propietaria de Castilla y de León, de Galicia, de Granada, de Sevilla, de Murcia y Jaén, de Gibraltar, de las Islas Canarias y de las Indias Occidentales (1504 – 1555), de Navarra (1515 – 1555) y de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Nápoles y Sicilia (1516 – 1555), además de otros títulos como condesa de Barcelona y señora de Vizcaya, títulos heredados tras la muerte de sus padres, con lo cual unió definitivamente las coronas que conformaron España, a partir del 25 de enero de 1516, convirtiéndose así en la primera reina de España junto con su hijo Carlos I.

Muertos sus hermanos Juan (1497) e Isabel (1498), así como el hijo de ésta, el infante portugués Miguel (1500), Juana se convirtió en heredera de Castilla y Aragón, siendo jurada junto a su esposo por las cortes en Toledo el 22 de mayo de 1502.[5] Cuando en 1503 su marido, Felipe, se marchó a Flandes a resolver unos asuntos, dejando a Juana en plena gestación, parece ser que se agravó su estado mental. Decidió entonces partir a Castilla junto a sus padres, especialmente por petición de su madre, preocupada por su estado de salud, pues estaba encinta por cuarta vez. En Bruselas se quedaron sus tres hijos mayores. El 10 de marzo de 1503, en la ciudad de Alcalá de Henares, cerca a Madrid, dio a luz un hijo, al que se llamó Fernando en honor a su abuelo materno, Fernando el Católico.

Muerta la reina Isabel (26 de noviembre de 1504), se planteó el problema de la sucesión en Castilla. Su padre Fernando la proclamó reina de Castilla y tomó las riendas de la gobernación del reino acogiéndose a la última voluntad de Isabel la Católica.
En la ciudad de Torquemada (Palencia), el 14 de enero de 1507, da a luz a su sexto hijo y póstumo de su marido, una niña bautizada con el nombre de Catalina.
La demencia de la reina seguía agravándose. No quería cambiarse de ropa, no quería lavarse y finalmente, su padre decidió a encerrarla en Tordesillas el mes de febrero del año 1509, para evitar que se formase un partido nobiliario en torno de su hija, encierro que mantendría su hijo Carlos I más adelante.
Desde que su padre la recluyera en 1509, la reina Juana permaneció en una casona-palacio-cárcel de Tordesillas hasta que murió, el 12 de abril de 1555, después de 46 años de reclusión forzosa y siempre vestida de negro, con la única compañía de su última hija, Catalina (hasta que salió ésta en 1525 para casarse con Juan III de Portugal), ninguneadas y maltratadas física y psicológicamente por sus servidores. Especialmente duros fueron los largos años de servicio de los marqueses de Denia, Bernardo de Sandoval y Rojas y su esposa, que daban preferencia a sus propias hijas antes que a la reina Juana y a Catalina, hermana del emperador. El marqués cumplió su función con más celo y eficacia del que hubiera sido necesario, como parecía jactarse en carta dirigida al emperador y que comentaba N. Sanz y Ruiz de la Peña. En esa carta, el marqués aseguraba que, aunque doña Juana se lamentaba constantemente diciendo que la tenía encerrada «como presa» y que quería ver a los grandes, «porque se quiere quejar de cómo la tienen», el rey debía estar tranquilo, porque él controlaba la situación y sabía dar largas a esas peticiones. Todo ello demuestra, como señala Manuel Fernández Álvarez, que el confinamiento de doña Juana era cuestión de Estado, y así lo vieron tanto el Rey Católico como Carlos I. Si Juana no gobernaba era por incapacidad mental. Pero si se empezaba a rumorear que la reina estaba cuerda, los adversarios del nuevo rey afirmarían que era un usurpador. De ahí que la figura de doña Juana se convirtiera en una pieza clave para legitimar el movimiento de las Comunidades.

Nunca más se le permitió salir del palacio de Tordesillas, sólo para visitar la tumba de su esposo a escasa distancia de palacio durante un tiempo, antes de su traslado definitivo a Granada en 1525, ni a pesar de que en Tordesillas se declarara la peste. Su padre Fernando y, después, su hijo Carlos, siempre temieron que si el pueblo veía a la reina, la legítima soberana, se avivarían las voces que siempre hubo en contra de sus respectivos gobiernos.

Muerte de Doña Juana

En los últimos años, a la enfermedad mental se unía la física, teniendo grandes dificultades en las piernas, las cuales finalmente se le paralizaron. Entonces volvió a hablarse de su indiferencia religiosa, llegándose incluso a comentar que podía estar endemoniada. Por ello, su nieto Felipe pidió a un jesuita, el futuro san Francisco de Borja, que la visitara y averiguara qué había de cierto en todo ello. Después de hablar con ella, el jesuita aseguró que las acusaciones carecían de fundamento y que, dado su estado mental, quizá la reina no había sido tratada adecuadamente. Algo después, tuvo que volver el santo a visitarla, pero en esta ocasión para confortarla en el momento de su muerte. Y lo hizo tan bien, que incluso se afirmó que la reina había recuperado la razón, por haber encontrado —dice san Francisco de Borja— «muy diferente sentido en las cosas de Dios del que hasta allí se había conocido en su Alteza». Falleció en Tordesillas (Valladolid) en 12 de abril de 1555, a los 75 años.

Con su esposo Felipe I el Hermoso tuvo seis hijos:

Leonor (1498 – 1558), reina consorte de Portugal siendo la tercera esposa de Manuel I de Portugal y a la muerte de este contrajo matrimonio con Francisco I de Francia;
Carlos (1500 – 1558), rey de España (1516-1556), con el nombre de Carlos I, y Emperador del Sacro Imperio (1519-1558) con el nombre de Carlos V;
Isabel (1501 – 1526), reina consorte de Dinamarca y la Unión de Kalmar, esposa de Cristián II.
Fernando (1503 – 1564), Emperador del Sacro Imperio, con el nombre de Fernando I, al suceder a su hermano Carlos en el puesto, juntos crearon la línea austriaca y española de los Habsburgo;
María (1505 – 1558), reina consorte de Hungría y Bohemia, esposa de Luis II y a la muerte de este fue Gobernadora de los Países Bajos;
Catalina (1507 – 1578), fue reina consorte de Portugal, casada con Juan III, fue abuela del rey Sebastián I de Portugal.